entrar es fácil...
a pesar del resplandor que emergía de mis ojos, se hacía casi imposible mirar en las tinieblas reinantes. muchos seres demoníacos vagaban sin mas afán que matar el aburrimiento de su eterna monotonía.
no sé cuanto tiempo pasó antes de que un aroma extraño llamara mi atención, era un olor verdaderamente nauseabundo que se percibía en oleadas, acuciado por este descubrimiento, me fui alejando de la habitación central y adentrándome más y más por vericuetos desconocidos. por fin llegué a una cámara cuyos contornos estaban tachonados de prismas luminiscentes que se movían en distintas direcciones y cuyos reflejos actuaban como las luces de un gran teatro, era realmente una cámara de tortura o un anfiteatro para descuartizar los cuerpos de los maldecidos.
vi en el centro un camastro al que me acerqué atraído por unos leves gemidos de agonía y de inmediato tuve el fatal presentimiento de que mi cuerpo abandonado había sido raptado.
premoniciaba que la parte funesta de mi viaje desventurado culminaría con un clímax de severa desazón, algo espantoso, pero no pude resistirme al conjuro que me empujaba a concluirla. sobre lo que más bien parecía una mesa de disección, medio oculto por la tenebrosa oscuridad, yacía el cuerpo inmóvil de una criatura.
estaba boca arriba cubierto con una capa negra, con sumo cuidado retiré la capa, aquello era impresionante, aquella complicada anatomía parecía ser la de un ser extraterrestre. pude observar que estaba medio desnudo con los brazos cruzados sobre el plexo solar. Al inclinarme sobre él, cosa que hice sin asco, pero con cierto temor, descubrí que estaba en un avanzado y pútrido estado de descomposición.
de sus costados sobresalían una serie de afiladas estacas hundidas entre la carne apergaminada las cuales fui arrancando una a una, hasta completar 6 husos de filos escalofriantes y, también pude ver a través del vientre hundido y vacío que en el fondo protuian las gibosidades de su espina lumbar.
tenía el rostro cubierto por una máscara que simulaba la cabeza de una serpiente bellamente decorada con plumas, la cual también arranque violentamente y debajo apareció otra y otra... así sucesivamnte hasta completar 7 antifaces, y al fin la luz ilumino un rostro blanquecino y perfectamente maquillado de negro alrededor de sus parpados cerrados. estaba con sus labios, algo separados de los que asomaban unos colmillos agudos cuyas puntas tenían unos coágulos sanguinolentos, que remarcaban la lobreguez de su semblante rematado con una sonrisa irónica y unos cabellos lacios bastante desordenados. no quería creer lo que veía...
unas ligeras ondulaciones bajo los párpados parecidos a los movimientos REM parecían indicar que los ojos estaban íntegros y habían logrado escapar a la descomposición general.
y no me equivocaba, pues cuando cobre valor y decidí acercarme a verlos, súbitamente comenzaron a abrirse lentamente y despiadadamente se clavaron en los míos con una mirada intensa y profunda.
(les pido que solo por un momento intenten imaginar el pavor que me sobrecogía) mi aterrorizada alma se estremecía con fuertes trepidaciones de extremo a extremo, la sensación de espanto era tal que, resulta ser realmente indescriptible: ¡los ojos de aquella criatura eran mis propios ojos que me miraban suplicantes!
el ángel que creí me había abandonado para siempre, se hizo visible de nuevo, esta vez me dejé abrazar por él, y poco a poco me entro un sopor, ya sólo escuchaba sus palabras que me repetían una y otra vez, “nada hay oculto entre cielo y tierra” fue así como volví en mí y recordé…
los indelebles rasgos de aquellos despojos eran los restos de una especie desaparecida, ese súcubo milenario, engendro horripilante de criatura angelical con ser espiritual que sufría los efectos de la transgresión, pero que ni el tiempo ni la eternidad habían conseguido destruir. aquel híbrido convertido ahora en un desperdicio tan odioso y aborrecible por su aspecto cadavérico, que continuaba vivo tras la derrota del leviathán y de los ángeles caídos... ¡eran los de Strigolugius o sea yo!
no sé cuanto tiempo pasó antes de que un aroma extraño llamara mi atención, era un olor verdaderamente nauseabundo que se percibía en oleadas, acuciado por este descubrimiento, me fui alejando de la habitación central y adentrándome más y más por vericuetos desconocidos. por fin llegué a una cámara cuyos contornos estaban tachonados de prismas luminiscentes que se movían en distintas direcciones y cuyos reflejos actuaban como las luces de un gran teatro, era realmente una cámara de tortura o un anfiteatro para descuartizar los cuerpos de los maldecidos.
vi en el centro un camastro al que me acerqué atraído por unos leves gemidos de agonía y de inmediato tuve el fatal presentimiento de que mi cuerpo abandonado había sido raptado.
premoniciaba que la parte funesta de mi viaje desventurado culminaría con un clímax de severa desazón, algo espantoso, pero no pude resistirme al conjuro que me empujaba a concluirla. sobre lo que más bien parecía una mesa de disección, medio oculto por la tenebrosa oscuridad, yacía el cuerpo inmóvil de una criatura.
estaba boca arriba cubierto con una capa negra, con sumo cuidado retiré la capa, aquello era impresionante, aquella complicada anatomía parecía ser la de un ser extraterrestre. pude observar que estaba medio desnudo con los brazos cruzados sobre el plexo solar. Al inclinarme sobre él, cosa que hice sin asco, pero con cierto temor, descubrí que estaba en un avanzado y pútrido estado de descomposición.
de sus costados sobresalían una serie de afiladas estacas hundidas entre la carne apergaminada las cuales fui arrancando una a una, hasta completar 6 husos de filos escalofriantes y, también pude ver a través del vientre hundido y vacío que en el fondo protuian las gibosidades de su espina lumbar.
tenía el rostro cubierto por una máscara que simulaba la cabeza de una serpiente bellamente decorada con plumas, la cual también arranque violentamente y debajo apareció otra y otra... así sucesivamnte hasta completar 7 antifaces, y al fin la luz ilumino un rostro blanquecino y perfectamente maquillado de negro alrededor de sus parpados cerrados. estaba con sus labios, algo separados de los que asomaban unos colmillos agudos cuyas puntas tenían unos coágulos sanguinolentos, que remarcaban la lobreguez de su semblante rematado con una sonrisa irónica y unos cabellos lacios bastante desordenados. no quería creer lo que veía...
unas ligeras ondulaciones bajo los párpados parecidos a los movimientos REM parecían indicar que los ojos estaban íntegros y habían logrado escapar a la descomposición general.
y no me equivocaba, pues cuando cobre valor y decidí acercarme a verlos, súbitamente comenzaron a abrirse lentamente y despiadadamente se clavaron en los míos con una mirada intensa y profunda.
(les pido que solo por un momento intenten imaginar el pavor que me sobrecogía) mi aterrorizada alma se estremecía con fuertes trepidaciones de extremo a extremo, la sensación de espanto era tal que, resulta ser realmente indescriptible: ¡los ojos de aquella criatura eran mis propios ojos que me miraban suplicantes!
el ángel que creí me había abandonado para siempre, se hizo visible de nuevo, esta vez me dejé abrazar por él, y poco a poco me entro un sopor, ya sólo escuchaba sus palabras que me repetían una y otra vez, “nada hay oculto entre cielo y tierra” fue así como volví en mí y recordé…
los indelebles rasgos de aquellos despojos eran los restos de una especie desaparecida, ese súcubo milenario, engendro horripilante de criatura angelical con ser espiritual que sufría los efectos de la transgresión, pero que ni el tiempo ni la eternidad habían conseguido destruir. aquel híbrido convertido ahora en un desperdicio tan odioso y aborrecible por su aspecto cadavérico, que continuaba vivo tras la derrota del leviathán y de los ángeles caídos... ¡eran los de Strigolugius o sea yo!
es todo
con este texto me despido del año que agoniza y de todos ustedes mis queridos amigos y amigas, por razones que ahora no puedo explicar mi cripta estará cerrada indefinidamente. desde hoy pueden considerar que el vampiro Strigo realmente ha desaparecido. no queda más que un fantasma, una sombra de mí, y de lo que fui
...
...
salir es difícil...
..
.