El conde Vlad

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entrar es fácil... salir es difícil

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No era un pusilánime Vlad,
era sólo que se desentendía de sus simulacros de milenios
para sumirse en sus síndromes babilónicos
(ríos de agonías locas)
y escuche como le llamaban las desalmadas
y los sin sangre


no era tampoco un santo
era que a veces caía en la desgracia de mantenerse abstemio de sangre
yo pensé que por ser un heredero de línea directa
amaría su castillo de conde, abundoso en lustrosas oscuridades
pero nada más lo usa para ser el lugar donde esconde sus secretos
pero al caer las primeras sombras huye y se esfuma auto devorándose


yo pensé que resistiría la crisis / a su manera
cavando su tumba detrás de las psicosis
pero vino el invierno (el último) de sus bajas conquistas
y se enquistó
en sus historias de estacadas
mudó de infierno y se encerró en esa visión

y mirándolo a la sombra de los astilleros
mirándole el fino collar de colmillos angélicos
apareció una empalizada de granizo
de gélidos aromas / pariendo genomas
lo destruyeron / lo des configuraron
y lo reconfiguraron
(o creo que, en realidad fue su linda y triste boda de hielo tibio)
regresando a su fosa sin tocar cuerpo ni cielo


no era un vicioso Vlad a pesar de volver a probar la sangre
no era una idea parásita de epítetos clandestinos
ni pobre, (a pesar de sus extravíos y no ser acorde)

Porque Él era simplemente un hombre con título de conde

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