estos dulces recuerdos de León, año 73
…quizás era el invierno del año 73
él la miró cuando cruzaba la calle
cerca del colegio la Sallé
ella caminaba esbelta, como suspirando
él conoció a César un amigo de esa época
que resulto ser su hermano del alma
su nombre era María y evocaba lo sublime
su otro nombre era sinónimo de calma
nombres que unidos sonaban a algo legendario
él la abordó en el café la “Cotorra”
que era un cafetín-librería muy de primera
el cual visitaba casi a diario
ella tenía un rostro de ensueño
con aire inteligente, pero recatada
él la miró y ella le sonrió sorprendida
y le dijo “hola” soy María Gabriela
y al instante le inundo el candor de su estela
en la faz de él la sonrisa tímida,
pero esperanzada, esperanza dulcemente saboreada
en los ojos de ella, luz y simpatía
y su sonrisa era un sol pleno del día
él miro que ella iba de la mano de un chico
y espero paciente por una oportunidad
que un día de tantos por fin llegó
ella lo invitó a tomar un café a su casa
el acepto con gesto grato y complaciente
luego se hicieron amigos de días deliciosos
compartiendo viajes, charlas, amistad y afecto
más pronto el destino cruel como siempre
los separó, el marchó lejos y la conexión se cortó
es la parte de la historia que quedo en suspenso
…y así se pasaron años sin saber nada más
pero los recuerdos y el afecto perduraron
y aunque el tiempo cambió un tanto el "look"
un buen día ella lo descubrió en facebook
y así fue como ella y él se reencontraron
en el mundo virtual, ella le escribió en el muro
y surgieron los comentarios, como un dulce susurro
luego ella escribió un mail y reaparecieron
entre los dos, los bellos recuerdos
un mail ke provocó un suspiro, luego
un ensueño que, despierto le puso a soñar
el inspirado escribió un poema
hablando sobre lo ke sentía en su soñar
su sueño era este: se subió a su coche
y salió en su búsqueda, la encontró
bastante al sur y estacionó cerca
ella lo vio venir desde la ventana
él decidido toco el timbre
ella abrió la puerta y le dijo: pasa…
se sentaron casi uno frente al otro
ella preparó unos cafés cappuccino
que sin duda le salían tan bien
él la miraba extasiado con evidente admiración
ella lo miraba como seduciendo al tiempo
conversaron largos minutos, quizás horas
él no dejaba de contarle historias
…era como masticar suavemente los recuerdos
Ella le dijo: tenemos aún una eternidad
él contestó: si porque amarte es en verdad
un tiempo sin final, la razón de algo
que en mi corazón aún vive y cargo…
Y los dos estallaron en carcajadas
y muchas más cosas se dijeron
él sonrió y seguía observándola
Se miraban a través de los años
las sensaciones eran placenteras
él tenía que irse, ya era tarde
ella lo acompaño hasta la puerta
el muy nervioso la abrazo
se robaron un beso
uno más uno
él se fue
ella ahora se quedó soñando
él se vio como de veintiuno
ella de diez y siete
.