El fiel de la balanza

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entrar es fácil... salir es difícil



Un aire de augurio te circunda
con vuelo de alma que se parte
y te inunda de fragmentos
desde la espesura del silencio
de una noche errante
pintada de negrura
hasta esta hora de secretos
y liturgia

pero los signos brotan
de la disposición de las cosas
como presentimientos claroscuros
de diseños complicados
en toda la gama de tonos

cuando enciendes el fuego
y el pecho se torna ígneo
nace un impulso
y de tu impulso que pulsa ateneo
surge la ofrenda de luz
las guías de los sabios
para instantes de perplejidad.

Así logras equilibrio
en tu propia hondura
entre pulsión y paroxismo
entre sintonía y armonía
entre esta pausa (hecha de llamados)

y tu camino
de no rendirte al ocio
de sólo recibir
sino que ahora das y recibes
con fervor y en paz

con reverencia das
sin preguntar al espacio,
sin expectativas banales
sin interrogar el aliento del viento
que llena los cuatro puntos cardinales

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