Salutación del año nuevo

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entrar es fácil... salir es difícil

Los cantos y villancicos saturan la atmósfera
los fuegos artificiales estallan frenéticos
en un concierto desconcertante
la plaza mayor nítidamente decorada con luces parpadeantes
que le dan un aspecto fantasmagórico alucinante


el pórtico de la ciudad luce esplendoroso
con sus coros impecables
millones de ayes eclipsados por el estruendo
del brutal jolgorio. el aire ríe irónico
y en la mente explotan las chispas
de la esperanza que nunca termina


nada es como lo imaginamos
todo es pasado reciclándose,
seis mil años de recuerdos colectivos
mil noches de amor o de dolor
no representan nada en la oscuridad evanescente


el final del año no llega aún
hay cierta fascinación en la expectación


de cierto modo me desasosiega el ritual
la secuencia de imágenes en blanco y negro
la multitud necia, irreverente…
unos cuantos días de contada felicidad
y después la amargura


ya de por sí, el inicio de la nueva era
trae vaticinios y presagios con aires de mito,
de cataclismo en los mismos términos
de hecatombe apocalíptica


pero quiérase o no...
el mundo perverso se irá acabando
poco a poco… inexorablemente
el hundimiento del ego está por verse


desde el fondo de lo oculto
una oración se eleva al cielo
para que todo pasado sea pasado
y la verdad del ser siga adelante
y se rebele delante de lo maligno


una muchacha de Kinhasa presa del VIH
agoniza lentamente, en su interior la muerte danza
un simple acto de desamor, un bache
la sumió en lo sombrío de la desesperanza


una lluvia de estrellas
cayendo dulcemente del firmamento
se desvanece como bengalas
pidiendo un desesperado SOS


la voz del mundo es fuerte
pero insípida en ciertos momentos


su algarabía persistente en más de 99 canales
nos llega por cable o vía satélite,
de oriente a occidente y, sin embargo,
cuanto silencio en el bullicio


saludando la medianoche de Madrid y Tokio,
de Bagdad y de Kabul o las noches tristes
de Trípoli, Chechenia y Kosovo;
la hora cero en Greenwich
es la hora cero del mundo,


toda esta ebullición
de luces en un instante de Londres
o de Nueva York no significan nada
si nos hemos negado a la ternura
a la compasión, a la voluntad suprema


paso a paso sobre el borde del meridiano
reímos o lloramos...


como amantes tenaces
quisiéramos construir el amor perfecto
los sentimientos
que se hilvanan en el corazón abierto
en la media noche de Managua
o de un amanecer en Barranquilla
y porque no un medio día en Santiago
o de un atardecer de Tegucigalpa


la verdadera obra, la verdadera ley de la vida,
el éxtasis eterno en el propio corazón


cada milenio tiene su extensión, sus apegos
y desapegos
sus historias amargas, sus buenaventuranzas


hoy, una vez más nos acercamos al límite
a la hora “cero” que se aproxima
para tomar la responsabilidad de hombres


de seres humanos que han rechazado la felicidad peregrina
que han encontrado la piedra angular
la formula exacta de la propia divinidad
de la única perspectiva de vida posible


La bendición de vivir la transición
hacia una nueva era, un nuevo mundo,
la tierra santa, bendecida a nuestros pies
último día de diciembre (2010), la hora cero
para alcanzar otra hora CERO más crucial


un estadío diferente de perfección da inicio
la materializada sustancia
el materializado cielo
el reino de la fe absoluta en hervores
la misión ineludible de cultivar la paz
al filo luminoso de la nueva visión del tiempo


la consagración del milenio
de la verdadera soberanía del ser
de la nueva tierra, codo con codo
¡No importa que llueva fuego!
el amor y la sangre fervorosa lo trascienden todo


la unidad total en la nueva estirpe
en la verdad del amor del Creador


una realidad celestial hecha sustancia
familia, país, mundo, universo
transmutándose en mujer universal,
en hombre cósmico. La vida hecha amor
verdadero amor, único, inmutable y eterno


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