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viernes, 5 de diciembre de 2008

Súcubos e íncubos (II parte)

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entrar es fácil, salir es difícil...


Bueno aquí les dejo la parte dos del artículo referente a Íncubos y Súcubos. En esta parte hablaré sobre los súcubos y quizá más adelante hable de mi origen y del porqué de mi nombre


En referencia a los Súcubos

Al hablar de Súcubos así como de Íncubos, lo que deseo en primer lugar es dejar claro que estos entes o seres, pertenecen en esencia al mundo llamado invisible o espiritual, es decir al mundo que es el ámbito natural de las poderosas energías divinas en distintos niveles de vibración o esferas

Hemos de nombrar a los íncubos y súcubos, para comprender en toda su extensión las relaciones estrechas que los ángeles o los demonios tienen aparentemente con los seres humanos, el porqué los exorcismos tuvieron tanto auge y aún hoy siguen vigentes, para ellos es indispensable saber que son los íncubos y los súcubos.

En realidad tanto íncubos como súcubos son análogos, su verdadera naturaleza debe comprenderse como existencias que representan estructuras mentales con su propio automatismo vital, es decir que por si mismos son o generan formas de pensamiento autónomo a modo de un programa auto ejecutable

Las tradiciones hebreas relatan acerca de demonios que tomaban forma humana para intimar con los hombres y las mujeres; son los que originaron hacia el Medioevo a los demonios Íncubos y Súcubos. Los monjes solían ser tentados por entidades femeninas que fueron llamadas Succubus (del latín succumbere, “yacer, estar echado en el suelo”); por el contrario, el Incubus (del latín incubus, “tendido”) macho seducía a las mujeres.

Entonces los súcubos e íncubos son los seres semi divinos, con alma de otra dimensión que seducían a las mujeres. En algunos textos se les llama “Los hijos de Dios”, sin embargo la mayoría de relatos lo asocian con ángeles del mal o demonios. Se dice de ellos que cumplían el acto carnal sin producir a la victima verdadero goce, ni aun cuando el súcubo o el incubo tomase la forma del ser querido. Debido a esto, precisamente muchas jovencitas se defendieron de haber perdido su castidad, afirmando que su seductor no había sido otro que el diablo y no un hombre de carne y hueso.

Erróneamente se ha identificado a los íncubos y súcubos exclusivamente como criaturas diabólicas con un desmedido apetito sexual… lo cual es incorrecto. Como en un previo artículo hablamos ampliamente de los íncubos a partir de este momento me centraré en los súcubos haciendo la salvedad de que casi todo lo que se dice de uno es válido para el otro.

El súcubo es pues un ente espiritual de polaridad femenina el cual en general tiende a tener afinidad por los seres humanos del sexo masculino, de ahí que se considere que en las relaciones de posesión este invade exclusivamente a los hombres.

De las tantas referencias relativas a los íncubos y súcubos una de las más celebres es la relatada en la Toráh, donde se habla de que los hijos de los dioses (Elohim) se percataron de la hermosura de las hijas de los hombres, se enamoraron de ellas y las poseyeron… dando origen a los Nefilim (o Nephilim) gente especial que habito la tierra en esas épocas… como puede verse en el libro sagrado no se tilda de demonios a los que engendraron a los Nefilin sino que se les denomina “Hijos de Dios” (o de los dioses), pero que de algún modo incurrieron en una transgresión al mezclar su naturaleza divina (espiritual) con la naturaleza humana, dando lugar a seres híbridos con características sobresalientes, tanto en lo físico como en lo mental.

Desde luego la veracidad de esta leyenda o mito no implica que únicamente los seres angélicos fuesen los protagonistas de estas singulares relaciones y cruces entre humanos y seres de otras dimensiones

Se sabe que los íncubos y súcubos, según me lo hizo saber mi amiga Bhelem Zohar Salém en la cabbaláh judía se hace mención a estos seres y se les ubica en la esfera evolutiva del mundo de Ietzirah que corresponde al tercer ternario o arcano menor del árbol de la vida

Una de las cuestiones mas debatidas en otros tiempos, fué si dichas uniones podían ser o no fecundas. Dijose que una condición del placer era la esterilidad, pero el parecer contrario también se impuso, y ciertamente una vieja superstición prueba que ciertas figuras prominentes de la Historia deben la vida a un padre incubo, incluyendo en este caso a Alejandro Magno, Escipión, Cesar Augusto y otros.

De la unión de los demonios con los seres humanos nacían otros demonios, brujas y monstruos; tanto súcubos como íncubos son muy difíciles de exorcizar, porque no obedecen a los conjuros y son casi inmunes a todo tipo de elemento sagrado.
Estos espíritus tienen conciencia y saben lo que hacen, solo que si no pueden hacer mas es porque su accionar está limitado por otros espíritus superiores que guardan a la humanidad, además que son muchas las personas que saben defenderse de ellos, con diferentes métodos, pero lo hacen.


Naturalmente no todos los casos de incubismo son reales. Muy al contrario, puesto que casi siempre se trata de alucinaciones y deseos eróticos, aunque es posible que haya en todo ello un fondo de realidad, cuyos misterios poseia la Goecia, y aun en esta epoca el Satanismo recurre en muchas ocasiones al íncubo y al súcubo para perpetrar sus actos cargados de erotismo.


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